jueves, 9 de julio de 2009

Recordando a Perón

Cada 1º de Julio, recordar la figura enigmática y mística de Juan Domingo Perón en la fecha de su fallecimiento, provoca diferentes sentimientos entre los argentinos.
Más allá de su discutida figura y de todos los análisis que se puedan hacer, hay algo que, tal vez no se debe dejar de tener en cuenta: la carencia en nuestros días de personalidades de su talla dentro de la dirigencia política.
Su mística, su capacidad, su sentido de la solidaridad social y su templanza, fueron factores imprescindibles para gobernar un país que se debatía -históricamente- entre las antinomias dirigenciales y las injusticias sociales.
Indudablemente, su despedida del pueblo argentino, él ya la había hecho el 12 de junio de 1974 coronando su discurso en la plaza con una de sus frases más sentidas entre las tantas que han quedado en el recuerdo del pueblo. "Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que, para mí, es la palabra del pueblo argentino", expresó desde el balcón de la Casa Rosada. Aquel balcón que lo contactara permanentemente son su pueblo y con su realidad.
Alguien a lo mejor no creyó que eso era una despedida. Alguien debe haber pensado que era una frase más dentro de un discurso. Pero la realidad sentenciaba que, diecinueve días después, fatigado y algo resignado, pasaba a formar parte de los inmortales de nuestra historia.
¿Casualidad? ¿Premonición? ¿Deseo? ¿Quién lo podrá saber mejor que él? Lo cierto es que este hecho demostraba una vez más que Perón, si algo sabía hacer, era manejar los tiempos, y los supo manejar hasta para saber que eran muy pocas las horas que le restaban para hacer el esfuerzo supremo de lograr la unidad de los argentinos, a pesar de los detractores de turno y a pesar de aquellos que, hasta en las filas propias, lo único que hicieron toda la vida fue sacar ventajas de su accionar pero jamás imitarlo en su conducta y en su pensamiento.
Recordar a Perón es tener la capacidad de análisis e interpretación de todo cuanto trasmitió a sus cuadros dirigentes y a su pueblo, con ese lenguaje claro y sencillo que siempre lo caracterizó. Igual que como hablaba desde el balcón.
"Yo, le doy el fin del siglo XXI como máximo de existencia a este sistema -decía Perón en una entrevista que el periodista Eugenio Rom le hiciera en el exilio- el siglo XXII, ya será universalista. Será otro sistema el que reemplazará a éste.
En todo este proceso, el Justicialismo no es más que la interpretación filosófica de esa evolución y, en consecuencia, la creación de un sistema que permita satisfacer las necesidades y cumplir las posibilidades que la Nación Argentina ofrece.
Nada más que eso es.
Ahora... eso sí, -sentenciaba- nosotros somos la cabeza del movimiento nacional revolucionario.
A ningún partido o movimiento se le debe permitir colocarse en una actitud más "revolucionaria" que la nuestra.
El día que eso ocurriera, habremos perdido nuestra "razón de ser" como movimiento, al ser reemplazados en la conducción popular. A los Justicialistas que se coloquen en actitudes "conformistas" o "conciliadoras" para con el sistema imperante en nuestra patria, hay que expulsarlos del Movimiento sin miramientos.
Son enemigos del pueblo y por lo tanto, enemigos nuestros"
Mario Ranero

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